domingo, mayo 13, 2012


YOYA
Esta vez Los Tenaces, quiso entrevistar a una combativa compañera de larga trayectoria en el Partido, luchadora incansable  desde su trinchera por los derechos de los trabajadores especialmente de su género, participando activamente en el frente de pobladores y otras instancias.
En su cómodo y sencillo living comedor de su casa habitación Aurora Vidal, “YOYA” es su nombre de batalla, recibe a “El Siglo” para la entrevista pactada con los TENACES. El ambiente de este Living Comedor da cuenta  de su irreductible compromiso de mujer Comunista lleno de simbologías de izquierda, destacándose en sus paredes blancas las figuras emblemáticas de Salvador Allende, Gladys Marín, Víctor Jara, Pablo Neruda, El Che, junto a los Símbolos del Partido. También “Chapitas” y mucha artesanía, figuritas de lanas que tienen una hermosa historia de lucha y compromiso.-
¿Pero quién es “YOYA”?  
Estoy militando en el Partido desde el año 1960. Mi primera votación fue por Salvador Allende, elección en la cual, con mucho honor, fui apoderada del Partido en la mesa en que me tocó votar. Lo hice con mucho cariño pues se trataba de defender los votos de nuestro mártir presidente Doctor Salvador Allende Gossens, Después seguí militando, militando y militando, trabajando siempre por el Partido y después se le hizo, se inauguró, una sede para Allende y en esa sede Yo participaba.
¿Y que recuerdo personal tiene de esa instancia?
Cuando trabajaba por Allende, estaba embarazada de 8 meses. Andaba para allá para acá, rodeada de compañeros que me cuidaban. Y resulta que en una de estas el Compañero Allende, en una base que le hicimos, me tocó la guatita y me dice; ¡Va a ser un Compañero!...Y justo nació un varón, un hombre, Hijo que me acompañó por dieciocho años como Comunista, después el decidió militar donde él quisiera.
Conocer a Salvador Allende en persona para mí fue una gran satisfacción pues se trató de un gran Presidente, un luchador por y para el Pueblo y con lo que le pasó después, hasta ahí no más llegamos. Por eso, jamás he dejado de participar en todas las marchas del 11 de septiembre desde su inicio hasta el final sin sentir cansancio.
¿Y que otras actividades ha desarrollado en el transcurso de su militancia?
Para contar más de mis actividades, debo decir que he participado en distintas Organizaciones. Estuve en la “Bolsa de Cesantes”. Estuve en la Vicaría de la Solidaridad, cuando estaba el Cardenal Raúl Silva Henríquez y participaba haciendo comida para los niños cuando el Cardenal llevaba comida a unos doscientos menores de las poblaciones  y campamentos más pobres. A mí me gustaba solidarizar con ellos y me inscribía para la Cocina. Ahí me tocó ver la extrema pobreza. Cuando esos matrimonios pobres enviaban a sus hijos al colegio y nosotros les hacíamos bastante comida. Se repetían los chicos y ahí uno veía que en sus casas no tenían para comer. Les dábamos un buen platón y se lo comían y al ratito estaba pidiendo más; “Tía…le queda comida…nos da otro plato”. Entonces ahí uno se daba cuenta que en las poblaciones, pues estos niños eran de población, no eran de la zona centro, había mucha hambre. Esos niños se inscribían para ir a los campamentos y a las ayudas en alimentos a través de la Iglesia. A través de los Campamentos conocí varias playas pues estuve varios años con esto de los Campamentos donde se llevaban niños, Con esto me quedó a mí una sensación rica en el sentido como yo ayudé con mi trabajo para la solidaridad.
¿Y en que otras actividades participó?
Como decía, participé bastante en la “Bolsa de Cesantes”; estuve participando en los Talleres de la Vicaría, donde tenía mi puesto de monitora para enseñar en varias Iglesias como La San Rafael, la San Andrés, San Felipe de Jesús. Ahí teníamos nuestros talleres donde hacíamos nuestros “Negros José”, cuya característica era hacerlos con las manos en los bolsillos simbolizando la cesantía y pobreza que había en Chile durante la dictadura. Hacíamos esos monitos (me muestra esos hermosos monitos, hombre y mujer, hechos con recortes de lanas, colgados en la pared) para enviarlos al extranjero simbolizando nuestra lucha y denunciando la pobreza. Eso lo hacíamos en las Iglesias que he nombrado y un día participaba en los talleres de una con los grupos que ahí habían y después, en otro día, con la otra y la otra, es decir, en todas las iglesias que he nombrado. De todos esos grupos era la encargada con la Asistente de La Vicaría. Así se confeccionaban muchos de estos monitos y a través de La Vicaría se enviaban para el extranjero.
¿Y que otros recuerdos tiene sobre esa actividad?
Haciendo esos “Negros José, que simbolizaban a los cesantes, nos traían a nosotros, para la gente, para el grupo, pues se juntaban mucha gente,  una especie de alimentación: un tarro de “bateroy” que era como la mantequilla, unos kilos de harina cruda y leche, unos tarros de leche. Eso venía de otros países y venían sellados. También la harina servía para hacer sopaipillas y darle a toda la gente, a las señoras que estaban tejiendo; y vender otras poquitas para juntar fondos. Una semana le tocaba a una persona traer la harina, hacer las sopaipillas, repartirlas y después llevarlas; entre ellas estaba también yo. Y eso para juntar unos poquitos fondos para el grupo que funcionaban en las Iglesias. Pero esto se fue terminando de a poco.
¿Y con que otros recursos contaban?
También nos llegaba para vender a través de la Vicaría, ropa usada, fardos, para hacer nosotras bazares, Así es que en las distintas Iglesias seleccionábamos la ropa y la vendíamos; pero no nos resultó pues no faltaba quién  echaba la ropa a los bolsos y se la llevaban sin pagar. Eso era con respecto a la Vicaría; pero ya era tanto y tanto ese trabajo que hacíamos que empezó a haber un perseguimiento hacia las que trabajábamos ahí. A mi me asesoraba una Asistente Social que la conocía en persona y que la sigo conociendo- tengo una muy buena llegada con ella – y resulta que era tan perseguida la Vicaría de la Solidaridad, como las que trabajábamos en los talleres, y como nos veían siempre en la Vicaría buscando material para darles a las personas que hacían los “Negros José” (íbamos a buscar material, íbamos a dejar material. Ahí se nos daba la lana; nos entregaban ovillos de lana y palillos para la gente) Entonces fue tanto eso que hubo que tomar medidas pues hubo un perseguimiento.

¿Cómo lo notaron?
Habían autos que nos seguían de donde salíamos, a que lugar íbamos; y después el regreso. Nos advirtieron en la Iglesia que tuviésemos cuidado. Al final de eso, con esos trabajos, ya aparecían aquí mismo los milicos, los CNI, a buscarme en la casa; pero nunca me pillaron, pues llegaban en la noche y uno se acostaba y permanecía en silencio No me pillaron nunca, pero había perseguimiento. Un día una persona me dice; Tenga cuidado señora Aurora, hay gente que se sube detrás de usted cuando toma micro. Se baja donde usted se baja y eso lo hacen constantemente. Así es que empecé a alejarme un poco de esos trabajos.
¿Qué otra cosa con respecto a la dictadura me podrías contar?
A pesar de lo anterior, seguí participando a escondidas yendo a reuniones, haciendo mis actividades, muchas veces disfrazada iba igualmente a las reuniones al anochecer. Igual me perseguían con autos y tenía que ingeniármelas para escabullirme, Para regresar tenía que dar varias vueltas para despistar a quienes me seguían. Mi hijo siempre me decía: ¡Mamá tenga cuidado…Mamá tenga cuidado!
Hay tantas otras cosas que contar que no sé que decir. Dentro de esas cosas hay un asunto muy particular, muy especial: Nosotros tuvimos en nuestra casa a una persona escondida que la habían baleado. Estuvo como un mes escondido en nuestra casa muy grave este compañero, con el terrible temor que nos allanaran, y lo pillaran a él. Pero yo todo ese tiempo, toda mi vida he trabajado como asesora del hogar. Entonces cerraba mis puertas y lo dejaba ahí con sus remedios en espera de una compañera que venía a darle los remedios. Por ese motivo estoy satisfecha pues algo hice por él; aunque ahora lo veo en el centro, en alguna marcha como un gran caballero y aquí casi se nos muere. Lo fui a dejar a la Clínica. Iba bien grave. Lo disfracé. Salí con él. Lo tomé del brazo. Bien derechito le decía y lo subí a un auto. No te “quejí”, lo aleccionaba. Llego a la Clínica y el doctor me dijo: ¡Pero si este hombre se nos arrancó de aquí!...La explicación podría estar en que al venir arrancando por esta calle, ya no dio más y se derrumbó…Por casualidad habló a Alejandro al cual conocía por haber estado antes en esta casa y le pidió ayuda; Alejandro me puedes llevar a tu casa tan solo un ratito ¡Qué un ratito! ¡Estuvo más de un mes acá! ¡Nosotros más asustados que ocho! ¡Casi se nos muere! El hijo lo mudaba como a un niño chico. Comprándole pañales. En esa época nadie nos ayudaba y nosotros comprándole pañales,,,Y ahora,,,¡Ni nos mira!...¡Es el pago de Chile!.-
¿En que otras cosas participó?
Como Asesora del Hogar, tuve participación en la lucha por una Casa de “Asesoras del Hogar” y que todavía permanece con el Nombre de “Cardenal Raúl Silva Henríquez”. Fui presidenta del Sindicato de Asesoras del Hogar, nombre que el Cardenal Raúl Silva Henríquez nos puso, Antes nos llamábamos Empleadas de Casas Particulares. Ya hubo un cambio. Ya no fuimos más tratadas como “Empleadas” en forma despectiva que era como tratarnos como “la suela de zapatos”. El Sindicato sigue perdurando, y funciona en una casa que fue habilitada por el Cardenal para dar asilo a compañeras que llegan a la Capital en busca de trabajo y permanecen ahí mientras lo consiguen.
En general, he hecho siempre trabajos solidarios y eso me gusta mucho a mí. Siempre he estado ayudando en las ollas comunes, en las poblaciones marginales y como anécdota muy particular tengo la alegría de que Nancy Torrealba, la cantora popular, se inspirara en mi actividad para cantar: “Juntemos todas las ollas, Yoya/ Con una olla popular/ Dónde está la alegría, Yoya/ dónde la dignidad

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