jueves, septiembre 29, 2005
LA PLANTITA EN EL DESIERTO
Es sabido que el desierto de ATACAMA es el más inhóspito del mundo y que es difícil que en sus arenas salitrosas germine una semilla. Pero la fe mueve montañas, aún más en las épocas duras del ser humano. Prisionero obligado del Campo de Prisioneros de Chacabuco, una Oficina Salitrera abandonada en pleno desierto, recogí una semilla de tomates. La introduje en un choquero que llené de tierra raspando las paredes de la casa de adobes y la empecé a regar. Transcurrieron los meses y nada. Nos tocó pasar la Navidad prisioneros. ¡Oh, milagro. El veinticinco, una debilucha matita abría sus dos hojitas verdes.!-
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